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      “Pasaron los años y otra vez debo cuidarme de las cookies”

      "Pasaron los años y otra vez debo cuidarme de las cookies"
      Redacción Clarín

      Cuando era chico me decían que no comiese demasiadas galletitas (cookies): me podían hacer mal a la panza. Pasaron los años y ahora nuevamente debo cuidarme de las cookies: si entro a un sitio de un banco, una compañía aérea o del zapatero de mi barrio todos me dicen que debo aceptar sus cookies para conocer sus productos u ofertas. Algunos me dan la opción de elegir qué tipo de cookie acepto. ¿Para qué quieren que yo acepte que ellos o sus “asociados” tengan acceso a mi data personal y usarla a piacere? He probado poner un password cualquiera y me lo rechazan porque no es correcto, lo que quiere decir que ya conocen hasta mi ultra seguro password. Parecería no ser muy seguro el sistema. Para nada.

      ¿No deberían ocuparse las autoridades de controlar e impedir la recolección de data personal de manera no consensuada? Caso concreto: me hicieron una tomografía. Llamé para pedir que me las entregaran en mano, no por mail. Respondieron que fuese en 48 hs porque debían pedirlas a Welbin, empresa que archiva (en el exterior) los resultados de todos los estudios que realiza esa institución y sus laboratorios asociados. ¿Con qué autorización ceden a Welbin información sensible referida a mi salud? ¿Es legal?

      Google ya tiene acceso a nuestras fotos y videos, conoce nuestros gustos e intereses. Si googleo un hotel sólo para ver cómo es, en pocos minutos empezaré a recibir ofertas de... ese hotel. Y diariamente, ¿casualidad? ¡No! Es cierto que la info que tienen se la hemos brindado inocentemente. No nos la robaron, pero la usan sin nuestra autorización. No quiero pensar lo que puede pasar si decido curiosear en la IA/AI. Passwords será tema para otra carta...

      Tomás Iramain iramaint@gmail.com


      OTRAS CARTAS

      Hacia un futuro previsible

      Mi cuñado y su mujer regresaron a Barcelona. Ahí lo esperan sus hijos que ya le consiguieron y habilitaron un local para su peluquería. Aquí en 9 años nunca pudo habilitar el suyo. Mi cuñado ya había estado en España y tiene doble ciudadanía, y obra social allá. Los precios en Barcelona prácticamente no cambiaron en estos años, excepto los alquileres que aumentaron después de la pandemia. Ellos habían regresado cuando asumió Macri, creyendo en cambios profundos y estabilidad. Se fueron, como sus hijos, otros sobrinos, mi hija y muchos argentinos hartos de payasadas, mentiras y promesas incumplidas. Buscan estabilidad y la posibilidad de proyectar un futuro previsible.

      La vida es corta para vivir eternamente en manos de corruptos y caprichosos que cambian las reglas de juego según sus conveniencias. Mi sobrino que vive en Londres, casado con una médica portuguesa, tiene un negocio de deportes y le va bien. Otro está instalado en París, vive con su pareja, trabajan y tienen una vida estable y previsible. Mi mejor amiga emigró a Israel, dice que aun en guerra prefiere quedarse. De ser un país de inmigrantes, pasamos a ser de migrantes. Los nuevos dueños de Argentina, son los componentes de la corporación política, los sindicalistas millonarios que nunca trabajaron, los jueces que respaldan el status quo. El resto, somos los payasos de la murga que respondemos a los sones que nos imponen. ¿Hacia dónde va Milei? ¿Hacia dónde vamos nosotros?

      Esteban Tortarolo etortarolo@gmail.com

      Esperanza o precipicio

      El país está procurando salir del borde del abismo al que ha llegado atravesando la puerta del populismo. La ciudadanía con su voto decidió reingresar por la puerta opuesta para transitar por el camino de la normalidad, con gobernantes con buenas intenciones y propuestas futuras valederas, considerando que es la única alternativa para evitar la caída al despeñadero. En la puerta de enfrente continúan estando quienes produjeron la situación actual y persisten en concretar el objetivo que aún no han logrado: arrojar el país por el barranco. El pueblo debe tomar conciencia de la gravedad de la realidad y colaborar con el Gobierno para alejar su casa del borde del precipicio en que se encuentra y luchar por la salvación del país para que las generaciones futuras vivan con bienestar y calidad de vida. Quedan solo dos sendas para escoger: esperanza o precipicio.

      Oscar Edgardo García osedgar@yahoo.com

      Vinagre contra el dengue

      El dengue avanza. Pero faltan repelentes y cuando los hay, son caros. Hemos probado entre muchos parientes y amigos un repelente efectivo y muy barato:el vinagre de cualquier tipo (el de alcohol es el más económico). Nos ponemos en todas las zonas no cubiertas por la ropa, desde la cabeza hasta las piernas. Dura bastante tiempo y al atardecer, que es cuando más pican, repetimos. No hay contra indicaciones de ningún tipo. También lo usamos para fumigar.

      Hector Aleandri hectoraleandri@gmail.com


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