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      Michi Strausfeld: “A través de los libros, se entiende lo que pasa en las sociedades”

      • Fue la editora alemana que abrió las puertas de Europa a la literatura latinoamerica.
      • Fue amiga de los grandes autores del boom desde García Márquez a Rulfo y de los que siguieron, de Puig a Soriano.
      • Presentará su libro Mariposas amarillas y los señores dictadores en la Feria.

      Michi Strausfeld: "A través de los libros, se entiende lo que pasa en las sociedades"Michi Strausfeld. Fotos: Ariel Grinberg.

      Dice Michi Strausfeld, la editora alemana que abrió las puertas de Europa a la literatura latinoamerica allá por los años 60, lo que equivale a decir allá por los años del boom, que la primera vez que leyó Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, usó un diccionario de español porque no dominaba el idioma. "Entendí la mitad", recuerda. Dice también que Julio Cortázar "vivía modestamente, disfrutaba con un bife argentino, un buen vino, el whisky y la pipa". Esto lo escribe en su precioso libro Mariposas amarillas y los señores dictadores: América Latina narra su historia (Debate). Lo anterior, sentada en los sillones de un hotel céntrico de Buenos Aires, donde dialogó con Clarín Cultura días antes de presentar su obra en la 48º Feria del Libro.

      Strausfeld es uno de los principales engranajes del boom aunque ella rechace sin miramientos ese rol. Si la agente catalana Carmen Balcells fue la mejor arquitecta del aquella generación de autores en el mercado editorial europeo, Michi puso la llave en las puertas del corazón del viejo continente: en Alemania. Pero no es esa historia la que se cuenta en su libro. La sola mención de la palabras "memorias" la hace dar un respingo ("No soy tan importante", rechaza con un gesto de la mano).

      Mariposas amarillas y los señores dictadores es, como anuncia el subtítulo, un recorrido por la historia de América Latina desde el prisma de su narrativa. Para esta editora, que acercó a los lectores germanos a autores como Isabel Allende u Osvaldo Soriano, todo está en la ficción. De manera que abrió su archivo, navegó los informes de lectura que elaboró durante 33 años para la editorial Suhrkamp y, de esos más de 350 análisis, extrajo el ADN de una región de la que se enamoró en la adolescencia gracias a un documental de televisión.

      Michi Strausfeld recibió en 2009 la Orden de Isabel la Católica por su labor en la difusión de las letras hispánicas en Alemania. En 2012 fue elegida por la Feria del Libro de Buenos Aires como una de las cincuenta personalidades más importantes de la cultura latinoamericana y en 2015 recibió la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio por su labor como editora de libros infantiles y juveniles. Hoy, viste de verde, es chispeante para responder y exhibe un ágil sentido del humor, de maneras discretas.

      Michi Strausfeld. Fotos: Ariel Grinberg.Michi Strausfeld. Fotos: Ariel Grinberg.

      –Cuenta en el libro que en el inicio de todo, hubo un documental sobre Machu Picchu. ¿Qué generó en la niña que era usted entonces aquel film?

      –Tenía 14 años, quizás 13, y es válida la pregunta sobre esas piedras rotas que me llamaron la atención. En verdad, yo ya había visto de niña en los años 50 la primera parte de aquella producción de Hans Domnick, Panamericana: Carretera de ensueño, que abarcaba desde Alaska hasta las ruinas de los aztecas y los mayas en México y Guatemala. La segunda parte, ya en 1962, comenzaba en Colombia y luego recorría el sur haciendo unos vericuetos para terminar el Brasil. Ahí estaba Machu Picchu y lo tuve claro desde el inicio: "Tengo que conocer eso", me dije. Cinco años después y siendo estudiante, conseguí una beca universitaria para ir a Perú durante tres meses. Éramos un grupo y debimos trabajar seis semanas antes para juntar el dinero y pasar otras seis semanas allá. Ahí conocí Machu Picchu. Era 1967 y en Alemania no había nada de literatura latinoamericana. Pero en Perú, todo el mundo me hablaba de una novela titulada Cien años de soledad. La compré y la leí con un diccionario. No entendí ni la mitad. Mi español era muy pobre en aquella época y, aún así, la magia llegó. Cuando volví, me pregunté para qué seguir estudiando literatura inglesa y francesa y si había aquí algo nuevo, que nadie conocía y que era mucho más interesante, impactante. Quise escribir mi tesis de máster sobre literatura latinoamericana, pero mi profesor me respondió que era una muy buena idea, pero que como él no sabía nada del tema, no iba a ser posible. Sin embargo, mi tesis de doctorado sí pude escribirla sobre la nueva novela de latinoamericana y Cien años de soledad.

      –¿Qué se conocía entonces de América Latina?

      –Nada. Nada. Que había sido descubierto por Colón, que en algún momento se habían independizado, sin mayor detalle, y finalmente que en Cuba estaba Fidel Castro.

      –¿Ahora la situación es diferente?

      –Hoy se sabe efectivamente mucho más. La situación en Nicaragua, donde los alemanes se involucraron mucho durante la revolución, ayudó a visibilizar la región. Y también la literatura, que durante 30 años estaba no solamente de moda sino que influía y que importaba. Mientras en Alemania y en Europa se declaraba la muerte de la literatura, los latinoamericanos narraban como se les daba la gana. Y fue muy complicado introducir todo aquello. Ese fue mi trabajo de editora. Y había dos clases de dificultades: por un lado, no teníamos traductores suficientes y, por otro, la gente quedó fijada a los clichés del realismo mágico y contradecirlos (Cortázar no es realismo mágico, ni Onetti) costaba mucho. Pero aquellos libros conquistaron a los lectores en Alemania y eso fue muy bonito. Luego le dieron a Gabo el Premio Nobel y luego Isabel Allende arrasó con La casa de los espíritus.

      La gente quedó fijada a los clichés del realismo mágico y contradecirlos (Cortázar no es realismo mágico, ni Onetti) costaba mucho.

      –¿Influyó de alguna manera la literatura latinoamericana en la literatura alemana?

      –Realmente, no lo sé. Interesaban, los leían y hay algunos autores alemanas que dicen que les has impactado algunos autores y algunos libros. En la actualidad, todo eso ha menguado muchísimo. Hoy estamos otra vez en una situación en la que América Latina no interesa mucho, ni polític ni literariamente. Y cuando hablamos de autores, responden que el realismo mágico ya lo conocen.

      –¿Qué sucede con las autoras latinoamericanas que están siendo traducidas en Europa, que se identifican como un nuevo boom?

      –Esas cosas se dicen aquí pero no en Alemania. En el caso de Claudia Piñeiro, sus libros se están vendiendo mucho en Alemania porque utiliza la novela policíaca como pretexto para hablar de la sociedad y de lo que está pasando aquí. Me parece muy hábil y esto gusta. Otras autoras que me gustas son Selva Almada (espero que vaya a recibir el Premio Booker), también Mónica Ojeda en Ecuador, pero las hay además en Bolivia y México. Pero todo es muy menor. Alemania está muy involucrada en la realidad de los países del este desde hace tiempo y ahora más con la guerra en Ucrania.

      Michi Strausfeld. Fotos: Ariel Grinberg.Michi Strausfeld. Fotos: Ariel Grinberg.

      –Su libro es una lectura política del continente pero desde la literatura. ¿Por qué le parece que la literatura es una plataforma válida para conocer la historia?

      –Yo siempre digo que a través de los libros, uno entiende lo que está pasando en las sociedades. Y a través de los libros, uno puede construir puentes de entendimiento. Pero es algo que cuesta. En el libro, empiezo con Cristobal Colón y termino con los jóvenes autores de la actualidad, pero para construir ese repaso de las épocas solamente cito a autores de América Latina (unos 150) porque lo que quiero es dar la visión de cómo ven ustedes mismos su propio continente. Por ejemplo, ¿por qué no hay una novela canónica mexicana sobre Hernán Cortés? O ¿por qué no hay una novela peruana canónica sobre Pizarro? Todo esto llama la atención. Y en el caso de la Argentina, nadie entiende el peronismo, pero cuando me di cuenta de que los escritores argentinos tampoco lo entendían, me sentí mejor.

      Yo siempre busco entender. Ahora, quiero entender por qué ha caído el interés en Europa por América Latina y Alemania.

      –¿Sigue leyendo literatura latinoamericana?

      –Intento seguir, más o menos, lo que está pasando. Pero no estoy tan informada como estaba antes, sobre todo después de Mariposas amarillas y los señores dictadores, he publicado otro libro chiquitito que se llama Un nuevo mundo de sabores: Las exuberantes cocinas de México, Perú y Brasil, que es fruto de la pandemia. Y ahora estoy dedicada a otra investigación sobre las relaciones culturales de Alemania y América Latina. Yo siempre busco entender. Ahora, quiero entender por qué ha caído el interés en Europa por América Latina y Alemania.

      –¿Hay otra generación de editores que sigan sus pasos?

      –Sí, hay unos pocos, pero tienen menos posibilidades porque la confluencia que yo tenía en Suhrkamp no es tan habitual. Tras el éxito de Isabel Allende, mi jefe Siegfried Unseld me dejaba publicar un autor desconocido al año. Entonces, publicábamos unos diez libros latinoamericanos al año. También he tenido la inmensa suerte de conocer a los grandes autores, de su amiga, su confidente y de cuidarle la obra. El cariño que me han dado desde Alejo Carpentier hasta Juan Rulfo es algo hermoso y algo de eso está intercalado en el libro en los capítulos en los que cuento algunos recuerdos. Todo el mundo me pide mis memorias y memorias no hay. El que quiera conocerlas, puede leer solamente esos 16 textos sobre los autores.

      Michi Strausfeld. Fotos: Ariel Grinberg.Michi Strausfeld. Fotos: Ariel Grinberg.

      –¿Por qué no quiere escribir memorias?

      –No soy tan importante. Y lo que yo quiero es crear más puentes todavía.

      Michi Strausfeld presentará el viernes a las 17:30, Mariposas amarillas y los señores dictadores. América Latina narra su historia junto a Sergio Olguíny Patricia Kolesnicov en la sala Alejandra Pizarnik.


      Sobre la firma

      Débora Campos
      Débora Campos

      Editora de la sección Cultura decampos@clarin.com

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